La Ciudad

- ¡Alex! - me quedé boquiabierta.

- ¿Qué? ¡lo que pregunto no es nada del otro mundo!

- Por un día no va a morir. - cerré los ojos fuerte tratando de pensar en otra cosa.

- Pues con el calor que hace.. sin agua.. ni comida..

- Alex, basta, no quiero llorar devuelta, te lo agradecería. Tienes que ser positivo, ¿podrías con eso? - le miré fijo.

- Pues.. no sé la verdad, me pides algo difícil..

- Pues entonces no digas nada, cierra el pico.

- Me sigues pidiendo cosas difíciles..

- ¡Joder, concéntrate en manejar y ya! - grité de la nada .

- ¡Deja de darme órdenes, mandona!

- Mira, no me bajo del auto porque está andando... porque si no.. - respiré ondo.

Apreté el freno y estacioné a un lado de la carretera
- ¿Quieres bajarte e irte caminando? - le miré fijamente.

- ¡mi****! - frenó de golpe y casi me choqué contra el vidrio (?). - No, Alex, deja de perder el tiempo

- ¿Yo pierdo el tiempo? tu deberías dejar de reprocharme y amenazarme.

- Que gilip*llas eres, no me lo puedo creer. - me mordí el labio inferior y me le quedé mirando. - ¿Puedes mover este pedazo de chatarra?

- Vaya, y eso que hoy era un hermoso pedazo de metal.. y yo era lo mejor ¡como cambian las cosas, eh, Jane!

- Vale, sabes que.... - abrí la puerta, me bajé del coche y comencé a caminar hacia casa con un paso muy rapido. - Me iré caminando a casa solita... - dije en voz baja. - ¡Ay! M*erda. - grité. Me había doblado gravemente un pie (?).

Salí del auto aunque sin preocuparme mucho (?)
- ¡Quiero ver como llegas a casa tú sola con ese pié así!

- ¡Pues caminando! - comencé a andar dando saltitos, sin el pie que me había doblado. Me dolía mazo. - Anda, vete en tu magnifico coche.

Puse el auto en marcha y antes de irme le di una mirada más, no me daba lástima.

- ¡Qué gilip*llas eres! - le grité antes de que se alejara mucho y seguí cojeando. - Maldito pie.
Sentí que alguien me caminaba al lado y miré para ver quien era. Era un muchacho.
- Hola, ¿necesitas ayuda? - me dijo con una sonrisota.
- Esto... no. - seguí caminando.
- No pareces muy bien, si quieres te puedo llevar a donde necesites ir. - señaló una moto que estaba aparcada por ahí.
Me lo pensé unos momentos. Forzar el pie sería peor, y si me estaba ofreciendo llevarme, ¿por qué me negaría? Además, era joven y muy guapo.
- Vale. - dejé de caminar y le miré.
- Genial. - comenzamos a caminar hacia la moto.

Llegué a mi casa, aparqué el auto en la puerta y me senté en el cordón de la acera a fumar un cigarrillo.
- Si no la veo llegar aquí en un rato supongo que tendré que ir a buscarla.

Me dió su casco, y se subió a la moto.
- ¿Y tú? - no pensaba andar por la ciudad sin casco.
- No lo necesito, tranquila. - me sonrió y la encedió. - Sube.
Me subí y me aferré a su cintura, la verdad es que me daba miedo andar en moto, pero otra cosa no podía hacer. Le dije mi calle y comenzó a andar hacía casa. Cuando llegué, vi a lo lejos a Alex, en la otra cuadra, sentado en el cordón de la calle.
- Gracias. - me bajé de la moto.

La vi llegar en una moto, me hice el desinteresado y miré hacia otro lado.
- NO TIENES QUE MIRARLA, CONCÉNTRATE EN VER A LAS PALOMAS, PALOMAS, CÉNTRATE. ¡PALOMAS! - pensé.

Me saqué el casco con cuidado y me miré el pie.
- ¿Te lo has doblado? - me preguntó mientras apagaba la moto.
- Sí.- contesté automáticamente. - ¿Como te llamas?
- Dylan, ¿y tú? - me apoyó en el asiento de la moto, haciéndose el niño bonito (?).
- Jane. - le sonreí. - Tengo que ir a ponerme vendas en el pie, nos vemos. - le saludé con un beso en la mejilla (baba).
- Vale, suerte. - se subió a la moto, la encendió, me dedicó una sonrisa y se fue.
Me quedé atontada.
- Guau...