La Ciudad

- Tampoco es para tanto, ¡estás bien! *le sonreí*

- No lo creo. - salí pitando hacia el baño a lavarme la cara y los dientes. - Dios... me doy asco xD. - lo confirmé en el espejo mas grande que había en la pared del baño.

*Me asomé a la puerta del baño y me quedé mirándola*
- No me digas que eres una obsesionada que quiere estar siempre guapa.

- No, pero esto ya se pasó de la raya. - Me mojé la cara varias veces, intentando cambiar algo, cuando sabía que no iba a cambiar nada.

*Suspiro y me peino un poco con las manos*
- ¿Recuerdas que aún tienes que averiguar que era la sorpresa? *sonrío pícaro*

- ¡Cierto! - me volteé hacia el y me le quedé mirando fijo. - ¿Puedes decirme ya?

- Vas a tener que averiguarlo tu misma
*Me río y camino hacia el living a coger la chaqueta y billetera que tenía allí*

- Como se supone que lo averigue si no me dices nada... ni pistas me has dado, Alexander Vanderbit. - le seguí por detrás. - ¿Y ahora, qué haces?

- ME voy *me dirigí hacia la puerta*

- ¿Qué dices?

- QUE ME VOY *le grité riendo*

- Ah, claro... te vas.. sí. - busqué las llaves, fui hacia la puerta y la abrí. - Esto... adiós. - sorprendida.

*Le beso y salgo hacia afuera*

- Iré a comprar las cosas para tu sorpresa

*Le sonreí* En un rato vengo por ti con el coche, vístete con algo cómodo

Ah, claro, ¿por qué no lo decía desde un principio? Me había asustado.
- Vale. - me despedí de el, cerré la puerta y subí a mi habitación para cambiarme de ropa, aunque ya estaba vestida como para poder salir, si tenía la ropa del día anterior, pero estaba sucia. Decidí ponerme unas babuchas, con una musculosa, algo cómodo, como el había dicho.

*Fui hasta un supermercado que estaba ahí cerca y compré bastante comida de todo tipo, sandwiches, galletas, queso, bebida etc etc y lo llevé para casa. Ahí lo puse todo dentro de una canasta de esas de picnic y me cambié la ropa por algo más cómodo para andar. Luego de eso fui hasta el coche y dejé la canasta en el baúl para que no la viera y así no arruinar la sorpresa, luego de que estuvo todo listo conduje poco más de una cuadra y estacioné el auto en la puerta de la casa de Jane y bajando a tocar la puerta*

Escuche un coche, supuse que era Alex, para estar segura me fijé por la ventana. Sí, era el... y su gran coche negro.
- Vaya... - me sorprendí. Ibamos a ir vestidos como no se qué, en unos de esos coches, la verdad es que no pegaba mucho. Cojí la cartera, un abrigo y abrí la puerta.

- ¿Estas lista? *la miré de arriba a abajo* Si, lo estás. Vamos entonces.
*Me reí y caminé hacia el auto entusiasmado*

- Cada vez estoy peor, cada vez me doy mas asco. - me reí mientras caminaba hacía el coche y me subía. Contemplé ese hermoso pedazo de metal finamente armado. - ¿Es tuyo?

- A mi cada vez me gustas más
*Me subí al coche del lado del conductor y lo encendí* - Si *sonreí orgulloso* ¿Porqué? *me reí*

Pensé: cada vez estás mas loco...
- Dios, es.... me encanta. - lo contemplé otra vez. - ¿Dónde lo conseguiste?

- Lo robé hace un tiempo *puse en marcha el auto y comencé a conducir*

- ¡¿Qué?! - no podía creer lo que estaba escuchando. - Como qué.. que tú... es que, ¿qué? - le miré shockeada y furiosa a la vez.

- Vengaaa que estoy bromeando tía, no te pongas nerviosa *me río*

Inhalé ondo y exhalé. Esperé varios segundos para volver a hablar.
- No tenía necesidad de hacerlo, sabes que me creo todo.

- Esa es la gracia *me eché a reir*