La Ciudad

- Pues me has pegado un buen susto, pequeño mentiroso. - miré como conducía, lo hacía bien... sin contar la parte en que iba demasiado rápido. Me puse el cinturón de seguridad por las dudas. - Desminuye la velocidad, vamos a chocar.

- Jane, estamos en medio de la nada, no tenemos con que chocar
*Miré a mi alrededor y era todo verde, habíamos salido de la ciudad hacíia un buen rato*

- Ah, ¿no? En cualquier momento puede cruzarse una vaca, talves una oveja, supongo que podrás frenar a tiempo, ¿no? - me reí, me gustaba provocarle.

- JODER SI ME SIGUES PONIENDO NERVIOSO ACABAREMOS CHOCANDO Y TÚ MORIRÁS PRIMERO.
*Le miré fijamente y luego comencé a reir bajando la velocidad* Tengo todo bajo control *ya faltaba poco para llegar*

- Eso espero. - le sonreí. ¿Cuánto falta?

- Poco *al poco tiempo de conducir, a lo lejos se veía un prado bastante grande lleno de árboles gigantes, cerca de ahí había un lago*
*Miré a Jane* ¿Me habías dicho que te gustaban los caballos no?

- Sí, basicamente son mi vida. ¿Por qué? - le miré curiosa.

- Curiosidad *estacioné en la entrada y bajé dirigiéndome a el baúl del auto para sacar las cosas*

Qué raro...
- ¿Qué tienes ahí? - fui detrás de el para ver qué era lo que tenía en el baúl.

*Saqué la canasta y cerré el baúl con llave* Comida *me reí*

- Si no comemos nos moriremos de hambre, y no es bueno pasar una tarde aquí con hambre..

*Le sonreí y comencé a caminar a su lado* Esta es la primer parte de la sorpresa,

- Ay, sí, que bueno... tengo un hambre, podría comerme una vaca entera. - caminé mirándolo a los ojos.

- Aquí hay bastantes vacas para escoger *me reí y me acerqué hacia un árbol dejando las cosas a la sombra*

Le seguí y me senté en la sombra.
- Qué calor... y eso que no hemos caminado nada. - me reí.

*Me reí con ella y comencé a sacar las cosas*

- Ahora supongo que refrescará, que sino nos morimos de calor..

- No refrescará, es que eres demasiado hot (? - bromeé xD.

- No me provoques, aquí no *me reí aunque iba enserio,*

- Oh vamos, me lo dices como si tuviera que tenerte miedo.

- Es que TIENES que tenerme miedo *dejé toda la comida y la miré*

- No te TENGO miedo, chucho. - le clavé la mirada.

- Pues con el tiempo acabarás temblando cada vez que me veas, chuchienta. *le saqué la lengua*

- Temblando de la emoción, tal vez, pero nunca de miedo, tenlo en claro, guapo. - me reí.

- Ya se que se te caen las bragas cuando me ves, no es necesario que me lo recuerdes.

- Que mas quisieras tú

- Uf, todavía quiero tantas cosas *me apoyo en el tronco del árbol y cojo una lata de cocacola*

- ¿Cómo cuáles? - cojí también una cocacola.