La Ciudad

- A ti no, pero a mi si y la conozco mejor que tú. Así que puedo estar seguro de lo que digo.

- ¿Desde cuando le conoces? - dije sin mirarle aún.

- Bastante tiempo. Lo suficiente.

- Claro, claro, ¿y tu crees que soy gilip*llas? Seguramente es una tía que has conocido hace unos días, quien sabe... hasta puede que la hayas conocido ayer en el pub. - me cabreé (?).

- Jane, crees que sabes mucho de mi vida cuando no es así. A Maxine la conozco hace varios meses. - me reí.

- ¿Qué es lo que te causa tanta gracia? - pregunté sin encontrarle sentido al 'chiste'.

- Que crees que sabes todo cuando no es así, estás taaaaaan equivocada..

- No creo que sé todo de tu vida, es mas, cada día me sigues sorprendiendo. Aún así no entiendo qué es lo que te da gracia xD. - me puse a pensar los motivos por los cuales le daba risa, pero no los encontraba ._.

- Si me rio es problema mío, no tiene nada que ver contigo. No se que te interesa tanto, tampoco.

Pensé: este pendej* cabrón, me pone los pelos de punta -.-
- No me interesa. - le sonreí falsamente. - Y como no me interesa, no pienso seguir hablando del tema contigo .

- Claro, no te interesa y por eso insististe tanto, déjalo, si, será mejor.

- Pues desde ahora no me interesa y ya. A como sigas, me largo. - cara de pocos amigos.

- A mi no me amenaces, no me da miedo que te vayas, nena caprichosa. Adiós, que te vaya bien.

- No era un amenaza, era una visión de lo que voy a hacer ahora mismo. - me dí media vuelta despacito, sonreí de lado y comencé a caminar lento hacia mi casa, que estaba a unos metros.

Ni la miré y me quedé viendo el suelo, no me sentía mal, ni nada por el estilo.
"Si ella es una niña caprichosa según lo que veo, será su problema, no el mío."

Caminé hasta llegar a la puerta de casa, y me senté en el escalón con los codos apoyados en las rodillas, y las manos en la mandíbula, mirando la casa de en frente.
Pensé: no me voy a preocupar por él, ni nada mas, ya sé lo que voy a hacer... me voy a buscar un chico inteligente que no sea tan histérico. Sí, eso es lo que voy a hacer.

"A fin de cuentas, no necesito a una chica que me complique la vida con sus cambios de humor y su bipolaridad, estaba bien como estaba antes."
Y si, a decir vedad, mi vida tenía muchísimos menos problemas antes de conocer a Jane.

Me puse a tararear una canción mientras pensaba como podía hacer para olvidar todo aquello que había pasado con ese gilip*llas.
- Al fin de cuentas, eres igual a todos los hombres... - dije bajo mirándole desde lejos.

- ¿Cómo son todos los hombres? no te entiendo.

- ¡Como tú, como ese que está por allá, y como tantos otros! - le grité.

- Y tú eres como cualquier otra tía, pero eso da igual ahora. - me levanté y comencé a caminar rumbo a un lugar que no sabía cual iba a ser (?)

- No me compares, soy muy diferente, no soy ni put*, ni regalada, ni tantas otras cosas, como otras personas. - cogí una piedrilla y la lancé por ahí. Y así con muchas otras que había a mi alcance, que luego fueron a parar a unos cuantos metros de mí.

- Yo también soy diferente, y tu de igual forma me comparas con los demás. - apreté un puño deteniéndome.

- No, tú eres igual que todos, de una forma excesivamente irritante, pero lo eres.

- No Jane, no lo soy. Y tu no eres quien para decir que lo soy, y yo tampoco diré que tú eres igual a las demás.