La Ciudad

- Mala suerte, ya lo has dicho.

- Vale, tu eres exáctamente igual a cualquier tía que hay por ahí, regalada, put*, caprichosa, con cambios de humor y que todavía quiere mandar siempre a los hombres. Pues no, cariño, las cosas no son así.

- ¿Me has llamado put*? - me levanté y fui hacia el. - Óyeme bien, Alexander, que tú te acuestes con cualquier put* que se te cruce no te da derecho a llamarme así, porque te recuerdo, que el quería acostarse conmigo, eras tú, no yo. Y no sigo porque me das pena. - cerré los puños.

- Querida, tú no eres diferente, por mi cama han pasado millones y tú no ibas a ser la excepción. Me das exactamente igual, a ver si te entra en esa cabeza. - vale, eso no era cierto, para nada. Podía decir que de cierta manera me importaba demasiado, pero ya todo estaba arruinado.

Quería llorar, iba a llorar. No, alto. No iba a hacerlo, iba a golpearle.
- ¡¿Crees que no me he dado cuenta de eso ya?! - le grité con los ojos a punto de llenarse de lágrimas. - Mira, que me trates como se te da la gana, vale, que te acuestes con cualquiera luego de mí, vale, pero que me llames put* y luego me hechas en cara que no he sido nadie para tí, ¡es el colmo! Te odio, no te das una idea cuanto. - bueno, aunque no era cierto, el enfado me hacía decir mentiras, o cosas que no quería decir. Pero tenía que devolverle de alguna manera, aunque a el no le importase.

- ¿ME DICES QUE ES EL COLMO? ¡joder, lo tuyo es el colmo! ¿quién ha comenzado diciéndome que soy como cualquiera de los tíos que puedes encontrar por ahí? sí, sí, seré mujeriego y todo lo que quieras pero no es nada agradable oír eso. Y luego, te digo yo lo mismo y me tratas como si te hubiera dicho lo peor del mundo cuando a lo largo de todo le tiempo que nos hemos conocido, me has tratado como se te ha dado la gana sin importarte nada. ¡Soy tío, sí, pero las cosas también me duelen! ¿VALE? no soy de fierro y lo admito, hay cosas que simplemente me superan y TÚ, tú eres una de ellas. No se puede hablar contigo, joder. - me quedé mirandola, que rabia me daba.

- Sabías muy bien que todo lo que hacía, lo hacía porque te amo. ¿Pero es que claro, a ti te importa todo una m*erda! - con los ojos empapados. - Vé, acuéstate con cualquiera, como has hecho conmigo. Te informo que mi virginidad era algo sumamente importante para ti, y tú me la has quitado como si nada pasase, felicitaciones. - le grité y apreté aún mas los puños.

- Jane, tu no eres cualquiera para mí. En momentos como este vale decir cualquier cosa para lastimar a los demás, pero no, no eres cualquiera. Me importas, mucho. Pero yo no puedo seguir así, con estas peleas por estupideces cada dos por tres.

- Pues yo tampoco puedo seguir así, no voy a seguir perdiendo mi tiempo en algo que se no va a funcionar. - me pasé las manos por la cara, secándome las lágrimas.

- Vale, si eso es lo que quieres.. será mejor que no hablemos más.

- Sería peor alejarnos, no ves que he pasado a depender de ti. - suspiré mientras seguía llorando.

- Pues créeme que es peor seguir viéndonos, al menos para mi, y saber que nada va a pasar. -
Me quedé mirándola. - Volverás a hacer tu vida normal, Jane.

- Mientras seas feliz, lo que quieras... - me dí media vuelta y comencé a caminar devuelta hacia casa mirando el suelo.

- No estaré feliz estando lejos de ti, eso debes saberlo. Quiero lo mejor para ti.

- Lo mejor para mi no es alejarme de ti. Pero te entiendo. - dije sin darme vuelta, aunque me detuve.

- Yo tampoco quiero alejarme de ti, pero.. no creo poder estar cerca de ti como si nada.

- Podríamos seguir viéndonos, pero... no se, buscarnos otra persona para distraernos. - hice una mueca.

- Vale. Eso haré, entonces.

Me destrozó cuando dijo eso. Se ve que mucho problema no tenía si lo decía así como si nada.
- Creo que yo... también.

Me quedé mirandola por unos momentos.
- Vale genial entonces. - traté de sonreír levemente.

Pensé: De genial no tiene nada.
Le sonreí también, pero por dentro me estaba muriendo, pero qué le iba a hacer, cosas de la vida. Comencé a caminar hacia casa, otra vez. Me dí la vuelta para hablarle.
- Bueno... ya nos veremos. Supongo. - le saludé con la mano y seguí mi rumbo.

- Vale.. nos vemos. - suspiré pasándome una mano por la cabeza y comenzando a caminar hacia el otro lado de la plaza.

xD

Comenzaba a anochecer mientras caminaba por el parque mirando el suelo, finalmente me senté en un banquito de allí mientras miraba todo.